Sesenta y cuatro

Agüita de sur, naranja marrón y verde clarito.
Descripciones insustanciales de tu expresiva melancolía, de nostalgia, de vacíos inmaterializables, con vientito en la cara y la boca llena de palabras que no voy a censurar.
Las extremidades como cristalizadas me lastiman de solo pensarlas, pero magnetizan mi enérgico deseo de volver a verte y arrastrarme por un poco de tu misterioso modo de empatizar.
Tengo miedo a tus deseos. ¿Son compatibles con los míos? Difícilmente ocurra el milagro, y quizás estoy a tiempo de colocar mentalmente tu foto en el cajón de las bondades que me va negando la sensatez.
Nos vemos pronto, no voy a mentirle a mis ganas de quedarme a dormir.