Llegaste apurado ese día a la plaza que enfrentaba mis días de mujer pequeña.
Un gato gris maullaba en mi falda suspiros de un amor incómodo.
Nos cantamos melodías entreveradas de amor y de complicidad, cuando por las tardes, el sol se gastaba más rápido, notabas mis manos blanca frías y me cedías gentil, tu pullover gris de colegio privado.
Te guarde entonces con la imagen mental de los que juegan al amor desde temprano, con los perfumes de tu risa y de las golosinas.
Gastamos el amor desde tan chicos, nos quedamos sin piezas musicales para bailar los octubres que nos quedaban tironeando sutilmente las patillas de mis anteojos, la cresta de tu pelo.
agosto 31, 2014
El pullover del colegio
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