Cuento 165 pasitos y me posiciono fresca para correr tras mi presa que chilla, ¿se sabe vencida?.
La rodeo con mis manos fuertes de cazadora y saboreo la victoria de saberme superior.
Giro sobre mi eje y hundo mis dedos en sus ojos viscosos de diamante azul, no tengo miedo de hacerle daño al monstruo, y se abre la puerta del no volver.
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