Los cuerpos en conserva.
Agua salada y olor a juvenil erotismo:
Los pechos duros de tu hermana, la rubia, la mirada expectante de mi primo, el mellizo.
Tenías el short manchado en los bolsillos
y ampollitas del sol en la boca
el día de tu cumpleaños.
Sabías que allí el sol aún golpea
con taurino hedonismo.
Te quedaste a dormir
con las hormigas
caminando en la cara
y fuimos lo que dejó la ola,
espuma en los labios
y sal en los ojos.
Se nos acabó la juventud
antes de quedarnos eternos,
criaturas del mal
con los dientes blancos
y los ojos chinos,
las comisuras de los labios
con olor a café
y las mañanas cargadas
de responsabilidades.
Tantos soles brillantes
hubieran albergado tus axilas
y los pliegues de tu ombligo.
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