Te quiero por los abrazos que me aceleran el corazón.
Te quiero por las ventanas abiertas desde las que te veo pasar, yendo y viniendo, buscando amores pasajeros de estación calurosa y húmeda.
Te quiero por tu saludo en el altavoz del supermercado, plástico y con sabor a mentira.
Te quiero por el mechón rojizo de tu barba cuando pincha.
Te quiero por los lunares que uno mentalmente, para los que invento constelaciones en el infinito de tu piel.
Te quiero por tus rodillas débiles, faltas de gracia para la danza dolorida.
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