Siento temblores desde que cumplí mis dieciocho (y hoy cuento veinte).
Poco tiene que ver con el hecho de haberme mudado a un sexto piso. Poco tiene que ver el día en el que a los dieciocho años se me hincho la cabeza con helio gaseoso, aunque quizás la tarde de Mayo que quede atrapada en la biblioteca publica con las luces apagadas y sin ropa interior hayan ayudado un poco a esta nueva situación.
Quizás todo se remonta a cuando era niña y jugábamos con Louis a ver ángeles, ejerciendo sutil presión con manos de niños sobre nuestros infantiles y viscosos ojos, y después de un tiempo enfocas y desenfocas los faroles del altar de la iglesia los domingos, que casi me hipnotizan en la Pascua de 1998.
Así me magnetizó esta nueva sensación del movimiento NocToc.
Pongo un pie y suena la campana de las ocho, pongo el otro y Manuel me agarra de la cintura, camino, primero un pie, luego el otro, uno, dos, tres, siete, diez, catorce ... y a los diecicho, otra vez esta allí; pumpampompum mi cabeza hace turturturPAM y cuento siete segundos antes de colocarme de nuevo en mi exacta latitud, pumpampimpon, mi mamá me llama desde su celular; esta noche cenaremos Salmón. No te olvides que Juan detesta el pescado.
Quizás todo se remonta a cuando era niña y jugábamos con Louis a ver ángeles, ejerciendo sutil presión con manos de niños sobre nuestros infantiles y viscosos ojos, y después de un tiempo enfocas y desenfocas los faroles del altar de la iglesia los domingos, que casi me hipnotizan en la Pascua de 1998.
Así me magnetizó esta nueva sensación del movimiento NocToc.
Pongo un pie y suena la campana de las ocho, pongo el otro y Manuel me agarra de la cintura, camino, primero un pie, luego el otro, uno, dos, tres, siete, diez, catorce ... y a los diecicho, otra vez esta allí; pumpampompum mi cabeza hace turturturPAM y cuento siete segundos antes de colocarme de nuevo en mi exacta latitud, pumpampimpon, mi mamá me llama desde su celular; esta noche cenaremos Salmón. No te olvides que Juan detesta el pescado.
Siento que se mueve el piso y desde que tengo dieciocho años surfeo las olas camino a casa de la tienda, mi mamá culpa al helio en mi cabeza snochsnoqsnoqsnoch, el sonido del aire que me sale por la nariz, aun lo siento mamá, aun lo siento, siete, trece, veintiuno, aun puedo sentir mis rodillas torcidas, para la derecha, para la izquierda, Josefina deja que me sostenga de su cuello. SNOCHSNOQSNOQSNOCH. Siento temblores desde los dieciocho años, y ahora cuento veintiuno.-
4 comentarios:
estás escriendo bebi? o de qué es? :) lindo lindo.
si, me dio por publicar algunos escritos
pero si se pueden inventar. Como eso qe hablamos hoy..."que hubiera pasado" bueno, es mi mundo al fin y yo inventé las casualidades de mi cabeza.
Bebi.
jajaja no te estaba peleando
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