Antoine es un amor, ¿no te parece Johanna? mira que son caprichosos los sucesos, quizas no haya otro como el; y no es que me guste, por su pelo engominado hacia atrás, su tic, aquel, con la
ceja, su tacto magnético o sus manos blancas de primer polvo, no es que me guste, no, no.
Johanna, mira que son caprichosos los sucesos, que mi amiga es mi hermana primera y su amor tiene el corazón de antes, de los románticos como ya no existen, sus detalles son caricias del sentimiento delicado, casi tan sutiles como el sonido que hace un corazón al romperse para siempre.
Antoine se peina con gomina para atrás y teje los sentimientos, tiene los ojos de luna menguante y el calor en las meijllas.
No es que me guste Antoine amiga, no seas insolente, Antoine tiene los pies grandes y no duda al caminar; compite contra el viento en su ligero andar, abraza los minutos con su bendita
inocencia meditada; Estoy segura de que durante las noche cuenta estrellas y de niño puedo imaginármelo pidiéndole deseos a alguna, seguramente al crecer alguien alguna vez le rompio el corazón, parece esa clase de muchachos... esos que cuando te hacen el amor te corren el pelo de la cara... para mirarte directamente a los ojos casi como si en su mente jugaran el juego
infinito de anticipar el momento exacto del éxtasis.
Johanna, suspiras, esos muchachos que usan gomina y probablemente se dejan las medias puestas durante el acto, los que te corren el pelo de la cara al hacerte el amor. No es que me guste Antoine, Johanna, estás loca, mira las incoherencias que dices.
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