noviembre 24, 2014

La Hache Sonora

Nací siendo hache, muda.
Me teji un par de escarpines de lana para sobrevivir los inviernos de la verdad a medias voces, oscureci mi cabello y enfatice el tono violáceo de mis labios entumecidos.
Aprendí el oficio de la resignación siendo todavía muy joven, entendí que el bienestar de mis incertidumbres era el paraíso de los ciegos, el complejo de los desesperados.
Hice casa en lo insustancial y en lo etéreo, conseguí algunas canciones que, sin sonidos emitían las verdades que en mi carencia, apague bajo mil lunas nostálgicas.
Volví a tener 12 años y me cosi a las cé, me volví pegajosa, molesta, húmeda, vulgar.
Grite hasta que mis sonidos se ahogaron en el infinito.

Ahora puedo pedirte, que por las noches me cantes para dormir.

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