Siento la necesidad de que el mundo se entere que tengo una emoción en el pecho que me desborda.
Señor de las Melancolías eternas, de olor a azafrán en el pelo, dame la mano y duérmete esta noche junto al sentimiento de los que nunca se han amado, duérmete y yo juego a unirte los lunares de la nuca, ciento veintitrés, ¿que sentido tiene ser oidor de los mudos sonidos del porvenir?.
Tengo una emoción para contar días y acabar derrotada bajo las escaleras los días domingo. Así funciona la lógica de mis pensamientos... Pero no seas ingenuo, si te cuento esto desde la sinceridad de un suspiro del viento... no es que pretenda retenerte junto a mí más de lo que dure mi discurso improvisado... Solo necesitaba sentir el ladrido cobarde de los fantasmas junto a mi.
Mentiras que te voy a contar.
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